En el mundo de la actividad física y el deporte de cualquier nivel, las lesiones suponen una de las principales preocupaciones tanto en practicantes como para los profesionales. La lesión adquiere relevancia por diferentes factores entre los que podemos señalar:

–         Interrupción o limitación de las actividades habituales como la asistencia al trabajo, centro de estudios, etc.

–         En general, cambios en la vida personal y familiar debido a la disminución de la posibilidad de realizar tareas (no puede vestirse solo, e incluso no puede estar solo).

–         Alteración de diferentes variables psicológicas que definiremos en la segunda parte de este artículo como son una mayor irritabilidad, hostilidad, pensamientos negativos y tristeza entre otros.

El proceso habitual en torno a una lesión se centra en los aspectos casi estrictamente médicos. Por otro lado, en caso de pensar en los aspectos psicológicos asociados a una lesión, nuestra mente viaja rápidamente al estado de ánimo que tienen las personas que han sufrido una lesión y que han de adaptarse a su nueva situación durante un tiempo determinado.

Sin embargo existe una gran falta de información sobre los aspectos psicológicos que hacen a las personas más vulnerables a la lesión. Una persona lesionada se verá afectada también en lo psicológico, pero ¿Qué aspectos psicológicos aumentan la probabilidad de lesionarse? ¿Existen situaciones en las que se producen mayor número de lesiones?

En la literatura científica existe cada vez un mayor acuerdo sobre el carácter multifactorial que rodea a la lesión.  Desde el punto de vista psicológico podemos comenzar por el siguiente esquema para abordar la “parte psicológica” de la lesión en el contexto del deporte o la vida cotidiana.

Aunque la información sobre dichos aspectos está recogida o enfocada fundamentalmente hacia el mundo del deporte, podemos extrapolarla a cualquier contexto pues en definitiva todos nos enfrentamos a situaciones en las que tenemos que rendir y hemos de manejar de manera lo más óptima posible las variables psicológicas relacionadas con dicho rendimiento.

Dentro de la psicología del deporte, las variables psicológicas más estudiadas en relación a la vulnerabilidad a la lesión son las siguientes:

–         Ansiedad

–         Estrés psicosocial

–         Recursos de afrontamiento

–         Motivación

–         Autoconfianza

Pero de todas la variables relacionadas (que iremos definiendo a lo largo de las publicaciones en este blog) sin duda la más destacada es el nivel de estrés.

Las personas se enfrentan frecuentemente a situaciones en las que sienten cierto desequilibrio entre la demanda y la respuesta que dan (al margen de dominar técnicamente la tarea). Una persona puede estar sometida durante muchos días a pequeñas tareas estresantes o tener una tarea altamente estresante a la que ha de dar respuesta. Las investigaciones coinciden en que el estrés es el factor psicológico principal que hace a la persona más vulnerable a la lesión. Esta afirmación se sustenta principalmente en dos teorías:

–         Cuando estamos estresados el enfoque atencional que utiliza la persona se reduce de manera que no atendemos a información relevante de nuestro alrededor. En el contexto deportivo podemos imaginar la importancia de estos aspectos a la hora de ejecutar una acción correctamente.

–         Por otro lado, el estrés produce una sobreactivación muscular específica, de manera que la persona realiza los movimientos de manera menos precisa.

–         Por último el estrés puede conllevar además una serie de comportamientos específicos asociados. Las personas con estrés pueden aumentar los comportamientos agresivos, así como la toma de decisiones erróneas para combatir dicho estrés, a través de lo que se denomina en psicología conductas de escape o evitación. No podemos olvidar que en ocasiones una lesión libera a la persona de afrontar situaciones en las que tendrá que rendir, se sentirá evaluado y para las que tal vez no se sienta de todo preparado.

En relación a la relación entre el estrés y la lesión, sin duda el modelo más estudiado es de Andersen y Williams, propuesto en 1988. En este modelo encontramos tres factores fundamentales desde el punto de vista psicológico así como las posibles respuestas y posibles intervenciones psicológicas necesarias. El esquema está adaptado por otros autores (Garcés, Olmedilla, Ortín y Moya-Faz, 2010).

Además de las variables psicológicas hemos de tener en cuenta otras que denominamos situacionales. En este sentido será importante prestar atención a los siguientes puntos:

–         Eventos estresantes de carácter general (problemas familiares, económicos, etc.).

–         Eventos estresantes relacionados con la actividad laboral.

–         Estilo de vida (viajes frecuentes, cambios de domicilio, cambios de jefe…).

–         Demandas específicas del día a día (horarios, número de tareas en un mismo momento…).

–         De modo específico, factores relacionados con lesiones anteriores (movimientos específicos o acciones de especial riesgo).

En definitiva, sabemos que es importante revisar el modelo de vida que llevamos (dentro de lo posible) de cara al control del estrés. Pero debemos pensar que este nivel de estrés puede tener una relación directa tanto con la probabilidad de tener una lesión como con la rapidez y calidad de la recuperación, aspecto que trataremos más adelante.

Después de ocuparnos de los factores psicológicos relacionados con la vulnerabilidad a la lesión, hemos de dedicar unas líneas las estrategias necesarias para el control de dicho estrés previo a la lesión. En este sentido, a modo de esquema, indicamos algunas estrategias en base a determinados objetivos. El cuadro siguiente está adaptado del contexto deportivo.

Para finalizar hemos se señalar la importancia de “entrenar” los aspectos psicológicos. En muchas ocasiones no basta con la intención, la reflexión o la lectura de “recetas rápidas” en manuales al uso. Las estrategias psicológicas, al igual que los aspectos técnicos de cualquier tarea han de ser aprendidas de manera sólida, con los tiempos adecuados y con la suficiente paciencia y constancia como para que de verdad pasen a formar parte de los recursos de la persona. Entendiendo por otro lado que no todo el mundo emprende este camino, será de vital importancia evaluar y modificar el ambiente (entorno, actividad, apoyo) de manera que tengamos más calidad de vida. Más calidad de vida y menos estrés conllevarán de manera bastante probable menos lesiones en cualquier contexto.

Psicología deportiva

Francisco J. Ortín Montero 

Francisco J. Ortín Montero

Psicólogo del Deporte.

Director de la Unidad de Psicología del Deporte. Universidad de Murcia

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